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¿Debería disciplinar al hijo de otra persona?

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Ya sea que tu hijo haya regresado a casa con una mordida en el brazo o porque ves a otro pequeño que discute en el parque, seguro en algún momento has pensado en decirle algo a modo de «represión» a un niño que no es tuyo. Pero piénsalo, ¿crees que deberías disciplinar tú al hijo de otra persona?

Incluso si identificas quién es el niño que agrede a tu hijo, ¿deberías intervenir? Sigue leyendo para saber más sobre cómo podrías actuar ante esta situación.

El arte de enseñar la disciplina

En este momento, te pedimos que mientras leas lo siguiente imagines cómo suceden estas dos situaciones hipotéticas:

¿Qué pensaste mientras leías cada una de las situaciones? ¿Qué crees que deberías hacer ante ello? ¿Cómo deberías actuar? ¿Quizás intervenir y reprender al otro niño en público? ¿O sacar a tu hijo de la primera situación y solo observar cómo sucede la segunda?

Para muchas personas, la respuesta es clara: sí, hay que intervenir. Otros adultos prefieren poner en duda la respuesta. Lo cierto es que no hay una respuesta única. Lo que debes hacer es analizar todo el contexto de la situación.

A su vez, es necesario tener en cuenta que disciplinar no tiene por qué ser faltar el respeto o humillar. Más bien se trata de señalar un límite que es necesario por el bienestar del niño y de tu hijo.

En efecto, se trata de proteger más que de disciplinar o regañar sin motivo alguno. Ahora bien, no debes esperar a estar en público o en el parque para empezar a poner límites. La disciplina positiva empieza por casa, se ejercita y se mantiene en el tiempo.



Recomendaciones a la hora de establecer disciplina al hijo de otra persona

A continuación, estas son algunas de las situaciones en las que puede resultar adecuado disciplinar al niño de otra persona en público:

Ahora bien, algunas recomendaciones antes de disciplinar al hijo de otra persona.

Evita tomarlo como algo personal

Todos los niños pueden tener pequeñas discusiones o «problemas» por un juguete. Debes ser consciente de no actuar desde tu propio niño herido,quizás desde aquel recuerdo de acoso escolar en el patio del colegio. Hoy eres el adulto capaz de tomar distancia de la situación e intervenir como corresponde, no desde una situación de poder.

Evalúa antes de intervenir

De acuerdo a la situación, quizás debes darle tiempo a tu hijo a que se sobreponga y se defienda solo. Evita intervenir si no es necesario. De esta manera, tu hijo aprenderá a marcar sus propios límites y no vivir sobreprotegido. Si crees que debes intervenir, hazlo de manera oportuna, a tiempo. Evita que el conflicto escale y se descontrole.

No pierdas la objetividad de la situación

Amplía tu foco de análisis, piensa si tu hijo pudo haber sido partícipe o de qué modo está implicado en la situación. Si tiene algún rol, también debes señalarle a tu hijo su mal comportamiento. Por ejemplo, si el otro niño le quitó la pelota sin permiso y tu hijo le devolvió una patada, debes indicarle que existen otras formas de resolver el conflicto y recuperar su juguete.

Recuerda que no se trata de disciplinar al hijo de otra persona solo porque discutió con tu niño, mantén la objetividad en todo momento.

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