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¿Por qué comerse las uñas es dañino para los dientes de los niños?

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¿Sabías que cuando los niños tienen la costumbre de comerse las uñas de manera compulsiva, pueden dañar sus dientes? Además de lastimarse los dedos, los pequeños con este hábito conocido como «onicofagia», sufren consecuencias en su salud bucal.

Llevarse los dedos a la boca y mordisquear las uñas suele ser una acción inconsciente. Muchos pequeños la realizan para canalizar algún conflicto emocional, calmar la ansiedad, por aburrimiento o como una conducta que se imita. Aunque esta costumbre parezca inofensiva, puede dañar la boca. Sigue leyendo y entérate por qué este hábito es perjudicial para los dientes de tu hijo.

La onicofagia en los niños

Onicofagia es el nombre que recibe el hábito de morderse las uñas. Se trata de una conducta compulsiva e inconsciente en la que la persona se lleva las manos a la boca y mordisquea el extremo de sus dedos.

Si bien es una costumbre que se presenta en cualquier momento de la vida, un artículo de la Revista Científica de Odontología UNITEPC señala que es habitual en niños, niñas, adolescentes y jóvenes. El mismo texto indica que suele tratarse de un hábito temporal y su condición como conducta patológica depende de la frecuencia, la intensidad y la duración.

El origen de la onicofagia se ha relacionado con el estrés, la ansiedad o el nerviosismo. Ante situaciones que provocan inquietud en los niños, el gesto y la acción de llevarse las uñas a la boca servirían como liberadores de la tensión y mecanismos placenteros. 

De hecho, en estudio publicado por la revista Iranian Journal of Medical Sciences, se vincula esta conducta con momentos de aburrimiento o a tener que resolver algún problema difícil.

Consecuencias de comerse las uñas en niños

Además del daño evidente que los niños sufren en sus uñas y en la piel que las rodea, la onicofagia provoca consecuencias a nivel bucal. Tanto los dientes como las demás estructuras orales son susceptibles.

Para comprender el daño que comerse las uñas puede provocar en los dientes de los niños, hay que considerar que las manos están siempre en contacto con sustancias extrañas y agentes patógenos. Con estas extremidades los pequeños se relacionan con el mundo que los rodea y, en muchos momentos, se ensucian y contaminan.

Los virus, bacterias, parásitos y otras suciedades que permanecen en las manos, ingresan a la boca en el acto de morderse las uñas. Por otro lado, también existe una acción mecánica sobre las superficies dentarias que puede desgastar el esmalte y hasta inflamar las encías. Veamos en detalle algunas de las consecuencias de la onicofagia en la salud bucal de los más pequeños.

Desgaste del esmalte dental

Cuando los niños se comen las uñas de manera repetitiva y constante, ejercen una presión excesiva sobre sus piezas dentarias. Esta fricción de las uñas contra los dientes desgasta el esmalte dental, que es el tejido dentario protector más externo.

Con el paso del tiempo, la pérdida prematura y continua del esmalte provoca sensibilidad y aumenta el riesgo de caries. Los incisivos centrales son las piezas más afectadas, debido a su posición y exposición al hábito.

Incremento del riesgo de caries

Las caries son una de las patologías más frecuentes de la boca. Su desarrollo suele asociarse a una higiene oral deficiente que provoca una excesiva colonización bacteriana, responsable de la fermentación de los hidratos de carbono de la dieta. Este metabolismo produce ácidos que desmineralizan los tejidos duros del diente.

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