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Cómo responder a las preguntas más difíciles de los niños

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En ocasiones, los niños hacen preguntas que nos descolocan y los padres no sabemos qué contestarles. Lo importante siempre es atenderles y prestarles atención, aun cuando no sepamos la respuesta. En este artículo, te damos algunos consejos.

Todos los niños, desde que nacen, intentan averiguar cómo funciona el mundo. Así, conforme crecen, mantienen esta curiosidad, pero de forma distinta a cómo la hacían cuando eran bebés. Entre los 3 y los 5 años empiezan a aparecer las preguntas más difíciles de los menores hacia los padres. Entonces, en ocasiones, nos descolocan y no sabemos qué contestar.

Cuando los niños empiezan a controlar el lenguaje, sus preguntas son la forma de obtener información valiosa que les ayude a comprender el mundo. Por eso, tenemos que tener en cuenta que la curiosidad es la clave del aprendizaje. En este artículo, vamos a ver cómo responder a nuestros hijos ante sus preguntas más difíciles. Si quieres saber más, no te lo pierdas.

¿Por qué a los padres nos descolocan las preguntas más difíciles de los niños?

No hay nada que nos prepare para la etapa curiosa de nuestros hijos y sus preguntas más complicadas. Quizás, porque cuando nosotros éramos pequeños, nuestros padres nos respondían con «todavía no tienes edad para saberlo» o «cuando seas mayor lo sabrás». Sin embargo, este tipo de frases no hacen más que deteriorar la comunicación. Además, puede que el hecho de no responder sobre estas cuestiones genere angustia o incertidumbre al niño.

Aunque, a veces, nosotros tampoco sepamos la respuesta a sus preguntas, es importante que les atendamos y le demos una respuesta coherente y positiva. Por ejemplo, hay temas complicados de tratar, como la muerte, las separaciones, el sexo o la religión, pero esto no quiere decir que no podamos contestar para calmar su inquietud.

Cómo podemos responder a las preguntas más difíciles de los niños

Todos, en algún momento, nos hemos encontrado o nos encontraremos con preguntas que nos hacen nuestros hijos y que son difíciles de contestar. Ante esta situación, podemos tener en cuenta las pautas que os damos a continuación para poder responder a esas cuestiones.

Nunca debemos reñirles por su curiosidad

Siempre que nuestros hijos nos pregunten, tenemos que hacerles sentir que nos interesamos por sus inquietudes y preocupaciones. No podemos recriminarles por su curiosidad ante una pregunta que nos incomoda. Por el contrario, tenemos que procurar establecer con los niños una comunicación abierta en la que prime la confianza desde que son pequeños.

Intentaremos responderles con espontaneidad

Algunas veces, las preguntas que nos hacen los pequeños nos dejan descolocados y nos cuesta ser naturales a la hora de responder. En ese momento, si no se nos ocurre nada, podemos decirles que esperen un momento mientras juegan y que volveremos para resolver su cuestión. Esto nos dará un poco de tiempo para pensar qué respuesta darles y hacerlo de forma natural, sin ponernos nerviosos.

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