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¿Tienes curiosidad por saber a qué sabe la leche materna? Te adelantamos que el gusto no siempre es el mismo. A continuación, podrás conocer en qué momentos de la lactancia puede cambiar el sabor de tu leche.
El sabor de la leche materna es principalmente dulce, por la lactosa que contiene. Sin embargo, son varios los factores por los que puede adoptar diferentes sabores durante toda la lactancia. Sigue leyendo para conocer más en este artículo.
Durante el embarazo, el líquido amniótico también adopta diferentes sabores según la alimentación de la madre. Por este motivo, más tarde, al empezar la alimentación complementaria, resultarán familiares algunos sabores de los alimentos que más consume la madre. Esto también ocurre con la lactancia materna. Por eso es fundamental llevar adelante una dieta variada y equilibrada por parte de la madre durante el embarazo y la lactancia.
Sabor del calostro
El calostro es la primera leche que recibe el bebé. La misma es amarillenta, densa y aporta todos los nutrientes que el recién nacido necesita. Tiene una alta concentración en IgA, lo que es de especial importancia para el sistema inmune del pequeño. Su sabor es más bien salado, debido a su alto contenido de sodio y cloro. Una vez que la madre empieza a producir la leche madura, alrededor de la segunda semana, esta pasa a ser más dulce.
Sabor de la leche por mastitis
Cuando hay una ingurgitación o una mastitis, la leche se vuelve más salada. En estos casos, puede ser que a algunos niños no les guste el sabor y la rechacen. Sin embargo, en ningún caso quiere decir que la leche sea mala, por lo que se puede tomar perfectamente. De hecho, durante una mastitis o una obstrucción es muy importante poner al bebé al pecho muy seguido o extraer leche para tener un buen drenaje del pecho.
Sabor de la leche extraída
La leche extraída puede tener un sabor bastante agrio al paladar a causa de la lipasa. Esta es una enzima que se encarga de fragmentar la grasa de la leche para que sea digerida mejor por el bebé. El alimento adopta un olor y un sabor tan fuerte y agrio que nos da la sensación de que está en mal estado. Sin embargo, si te extraes y la conservas de forma correcta y con la higiene adecuada, no hay por qué preocuparse.
La leche puede ser consumida perfectamente por el bebé. Eso, sí, debes tener en cuenta que mientras que a algunos bebés no les importa este sabor, otros pueden llegar a rechazarla. Por eso, habría que escaldarla antes de congelarla.
Sabor por la alimentación de la madre
En muchas ocasiones, el sabor que adquiere la leche materna está vinculado con la dieta que lleva la madre. En este sentido, la alimentación de la mujer condiciona los sabores que prueba el bebé. Así, cuanta más variedad de alimentos consuma la madre, más amplio será el abanico de nuevos gustos que va a recibir el pequeño.